lunes, 14 de septiembre de 2009

EL EVANGELIO DE HOY

lunes 14 Septiembre 2009
La Exaltación de la Santa Cruz - Fiesta

La Exaltación de la Santa Cruz, San Alberto



Leer el comentario del Evangelio por
Papa Benedicto XVI : «Él mismo se entregó a la muerte, y, resucitando, destruyó la muerte y nos dio nueva vida» (Plegaria eucarística IV)

Lecturas

Números 21,4-9.
Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para
bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la
paciencia
y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron
salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni
agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!".
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que
mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor
y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas
serpientes". Moisés intercedió por el pueblo,
y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un
asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado".
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando
alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce
y quedaba curado.


Salmo 78(77),1-2.34-35.36-37.38.
Poema de Asaf. Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las
palabras de mi boca:
yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado.
Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador.
Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas;
su corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza.
El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y
otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor:


Juan 3,13-17.
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del
hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el
que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo
se salve por él.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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