jueves, 17 de septiembre de 2009

EL EVANGELIO DE HOY

jueves 17 Septiembre 2009
Jueves de la Vigésimocuarta semana del Tiempo Ordinario

San Roberto Belarmino S.J., Beato Sigismondo Felice Felinski, Benedicto XVI: Siméon el Nuevo Téologo



Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : «A causa de su gran amor»

Lecturas

San Pablo a Timoteo 1 4,12-16.
Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo
para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la
fe, en la pureza de vida.
Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Escrituras, a la
exhortación y a la enseñanza.
No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante
una intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio.

Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos
vean tus progresos.
Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si obras
así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen.


Salmo 111(110),7-8.9.10.
Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son
indefectibles :
están afianzados para siempre y establecidos con lealtad y rectitud.
El envió la redención a su pueblo, promulgó su alianza para siempre : su
Nombre es santo y temible.
El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría : son prudentes los que
lo practican. ¡El Señor es digno de alabanza eternamente!


Lucas 7,36-50.
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó
a la mesa.
Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que
Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de
perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a
bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos
y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera
profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una
pecadora!".
Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro!",
respondió él.
"Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el
otro cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo
amará más?".
Simón contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has
juzgado bien".
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu
casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con
sus lágrimas y los secó con sus cabellos.
Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis
pies.
Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido
perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le
perdona poco, demuestra poco amor".
Después dijo a la mujer: "Tus pecados te son perdonados".
Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar
los pecados?".
Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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