sábado, 5 de septiembre de 2009

EL PRINCIPIO DE LA POLARIDAD

«Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»

Así que sobre la base de esta afirmación me parece apropiado puntualizar lo siguiente:

Que los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado.

Que no todo tiene su opuesto, sino que todo contiene un par de opuestos.

Y que no todo tiene ni su opuesto ni su par de opuestos.

Iniciemos nuestra reflexión con los sabores. Veamos el sabor salado. Luego de degustar un plato podremos afirmar que se encuentra salado, a punto o desabrido. Si lo encontramos salado es porque contiene demasiada sal, a punto porque contiene la cantidad apropiada para nuestro paladar, y desabrido cuando le falta sal. Observemos que lo único que diferencia a estos tres niveles expuestos es la cantidad de ese ingrediente, pero la sal de por sí no tiene un opuesto, sino que según la cantidad que usemos podremos diferenciar al par de opuestos que contiene el sabor que aludimos, salado y desabrido. Si el plato está desabrido rociamos algo de sal para dejarlo a punto, pero si está salado no podremos hacer nada porque la sal no tiene un opuesto para restarle ese sabor salado. Identificamos al concepto de desabrido cuando percibimos insuficiente o ausencia de sal, y salado cuando percibimos demasiada sal. Para nuestro ejemplo, como habremos apreciado, el grado a que hace referencia El Kybalion es la sal, y por eso a ese sabor se le conoce por salado, y no por desabrido, porque sencillamente, como ya se ha dicho, no existe otro ingrediente que convierta a un plato salado en desabrido. El desabrido entonces no existe. Usamos esa acepción para identificar a un plato con insuficiente o ausencia de sal. Por esa razón, cuando el caldo está subido de sal nos parecería absurdo escuchar: "Echémosle un poco de desabrido para que quede a punto". Así, como de forma similar podemos observar en los otros sabores y en donde en forma general llamamos insípido cuando percibimos su ausencia, del mismo modo podemos observar en lo que percibimos a través de nuestros sentidos.

El sonido por ejemplo. Podemos escuchar un mismo tipo de sonido en volumen alto o bajo, es decir, idénticos en naturaleza (frecuencia y forma de onda), pero diferente en grado (intensidad), y, análogamente, podríamos hablar del calor, de la luz y de los colores. Si denominamos silencio a la ausencia de sonido y frío a la ausencia de calor, a la ausencia de luz llamamos oscuridad y a la ausencia de color, incoloro.

Para reforzar y ampliar la afirmación del párrafo precedente podríamos hablar acerca del principio de la electricidad. Este principio sigue ciertas leyes comprobables por fórmulas físico-matemáticas siendo la principal y la más sencilla la ley de Ohm que dice que en todo circuito eléctrico la intensidad de corriente eléctrica (I medido en Amperios) es igual a la relación de la diferencia de potencial (E medido en Voltios) entre la resistencia (R medido en Ohmios): I=E/R. Ahora bien, si dispusiéramos de un circuito eléctrico sencillo para alimentar a una lámpara incandescente controlado por un interruptor y un regulador de voltaje que serviría para regular la intensidad de la iluminación de la lámpara observaremos que en tanto el interruptor se encuentre en la posición de apagado la lámpara se mantendrá también apagada a pesar de todo intento de manipulación del regulador. En cambio, si pasáramos la posición del interruptor a la de encendido veremos que al manipular el regulador manipularemos también la intensidad de la iluminación de la lámpara. De este experimento podremos deducir que la "cantidad de luz" que se irradie dependerá del valor de la intensidad de la corriente eléctrica (I), de modo que si ésta es menor, menor también será la "cantidad de luz", y viceversa. Mayor luz o menor luz. Mayor corriente, menor corriente. De modo que el grado a que hace alusión el principio de polaridad, para este experimento, vendría a ser el valor de la intensidad de corriente eléctrica y transformada en la cantidad de luz que irradie la lámpara. El Kybalion no dice que todo tiene su opuesto, sino que todo tiene su par de opuestos, razón por la cual no se ha observado nada ni nada que se encuentre en el otro extremo y que se diferencie de la electricidad en grados. La electricidad, como principio, no tiene su opuesto, sino que está formada por dos opuestos, como dice El Kybalion, vistos a través de la diferencia de potencial (polos positivo y negativo, aunque no comulgo con esa acepción), de modo que cuando no haya electricidad tampoco habrá diferencia de potencial y como consecuencia tampoco habrá corriente eléctrica y tampoco la lámpara podrá encenderse. Es a través de sus componentes que podemos explicar el comportamiento de la electricidad, como que ésta contiene dos opuestos (diferencia de potencial o polos positivo y negativo) con los que puede alimentar eléctricamente a una carga (lámpara) a través del cual podemos observar su existencia (la electricidad).

Resumiendo, la electricidad es un principio que no tiene su opuesto sino que se manifiesta por la intensidad de la corriente eléctrica a través de la luz (lámpara) y otras formas, y que más bien contiene dos opuestos sin los cuales la electricidad no podría manifestarse. Decimos que hay más electricidad cuando la intensidad de corriente eléctrica, o la diferencia de potencial, es mayor, y decimos que hay menos electricidad cuando esos valores son menores. No describimos a este segundo caso con mayor del opuesto de la electricidad, porque como acabo de manifestar, ese opuesto no existe. Decimos simplemente que hay mayor o menor electricidad.

Sin embargo, al hablar de la luz suponemos que su opuesto es la oscuridad, y eso, como símil del principio de la electricidad y de los sabores, me parece que no es correcto. Cada principio, para poder manifestarse, como se ha expuesto más arriba y en concordancia con El Kybalion, debe contener dos opuestos, y los opuestos de la luz, a mi modo de ver, son la claridad y la oscuridad. Si en un ambiente observamos mayor claridad es porque hay más luz, y si hay menor claridad o cierta oscuridad es porque hay menos luz, y en consecuencia, si hay oscuridad absoluta es porque no hay luz y esa apreciación no debería confundirnos con que en ese estado se encuentra el extremo opuesto de la luz. Me parece similar al caso en que el interruptor de nuestro circuito eléctrico se encontrara en la posición de apagado. En esa condición, al observar que la corriente es igual a cero (la lámpara se encuentra completamente apagada), nos podría llevar al error si afirmáramos que justo ese estado corresponde al opuesto de la electricidad, porque sencillamente ese opuesto no existe, como ya lo hemos visto, porque lo real es que allí el principio de la electricidad no se está manifestando. Y si la luz no tiene su opuesto sí se manifiesta a través de los colores. Mientras más luz podemos distinguir mejor los colores, y a menor luz cada vez los colores se van diluyendo hasta desaparecer completamente.

En forma similar podríamos hablar del Amor y la Verdad, entre otros principios. Hablemos del Amor, por ejemplo. El opuesto del Amor no creo que sea es el odio, como solemos afirmar, sino que en el Amor subsisten los dos opuestos: atracción y rechazo (un símil del Amor podría ser el imán). Creo que sería un error afirmar que cuando existe más atracción es porque existe menos odio. Me da la impresión que El kybalion fue escrito de esa forma por motivos didácticos. Creo que como una extensión de la luz y de la electricidad, el odio, como opuesto del amor, no existe. Lo que existe es que la cantidad de amor define la atracción o el rechazo.

¿Y qué decir de la Verdad? Se dice que lo opuesto de la verdad es la mentira y la falsedad, como si entre esos extremos se encontraran grados de algo más o menos de verdad y de mentira. Yo sigo sosteniendo que la verdad, como principio, es única, y que no hay verdades relativas. La mentira y la falsedad no pueden extinguir a la Verdad. Por más que se digan mentiras o se desvirtúen las cosas la Verdad seguirá majestuosa esperando ser develada. Lo que sucede es que muchas de las cosas no son conocidas totalmente, y esa condición limitante nos induce al error de afirmar la existencia de verdades relativas. Veamos por ejemplo el caso del estudio de una moneda. Algunos conocerán la moneda a través de un lado de ella, y otros a través del otro; los primeros dirán que la moneda está compuesta por una cara, y esa será su "verdad’, y los otros afirmarán que la moneda está compuesta solo por el lado del sello, y esa será su "verdad". Verdades restringidas. La Verdad es que la moneda está compuesta por los dos lados, por la cara y por el sello, pero para algunos esa verdad es parcial, tal como para los otros, y por eso le llaman verdad relativa. Desde mi punto de vista, y me parece coherente con lo que se ha expuesto hasta ahora, es que el opuesto de la Verdad no es la mentira ni la falsedad (porque no lo tiene) sino que este principio está formado por dos opuestos que son lo conocido y lo desconocido, lo real y lo misterioso, y esa Verdad se manifiesta a través de la existencia de las cosas, de los seres, de los objetos y de los hechos.

Para finalizar, hablemos algo acerca de ciertos objetos y cosas materiales. Tomemos una silla, una mesa, un libro. ¿Tienen ellos un opuesto?, ¿o contienen a un par de opuestos con las características que describe El Kybalion? Lo mismo podríamos preguntarnos acerca de un teléfono, de un televisor o de una tostadora, pero no así de un río. Podríamos afirmar que el río no tiene un opuesto sino que contiene a dos, al nacimiento y a la desembocadura, aguas arriba y aguas abajo, curso superior y curso inferior, y lo que los diferencia podríamos decir que es la corriente o la presión de agua.

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