Considero a cada aliento como un regalo, así como también lo es la belleza del cielo y los rostros de quienes amo. Doy gracias por todo lo que sostiene mi ser físico, incluyendo agua limpia, refugio y alimento. Siento gratitud por las oportunidades de dar y recibir amor y de profundizar mi vínculo con Dios.
“Tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.” —Mateo 14:19
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