El Espíritu no intenta controlar vuestro pensamiento, sino más bien espiritualizarlo para eternizarlo, te guía pero no te obliga, las decisiones son prerrogativas de tu personalidad.
Libro de Urantia. Pág.1205
Libro de Urantia. Pág.1205
Si Dios no respetara de esta manera el libre albedrío con el cual nos dotó y el Espíritu en vez de guiarnos nos obligara, es probable que fuésemos mucho mejor de lo que somos, pero seríamos un animalito más amaestrado que hace lo que su amo le indica, o un robot que obedece al programa para el cual fue diseñado.
Dios nos quiere criaturas libres, que nos acerquemos a él no por programacion dogmática, ni menos por el temor al castigo, Dios envió a su Hijo para que nos enseñara que él nos ama como a hijos y que por tanto sólo pide nuestro amor hacia él y hacia nuestros hermanos.
Deberíamos aprender de este amor paterno que Dios nos brinda, para amar en la misma forma a nuestros hermanos, sin egoísmos ni exigencias, dejar que ellos nos amen en la medida de sus posiblidades, aun cuando esa forma no sea precisamente la que nosotros deseamos. Dejar hacer, no es fácil porque requiere de mucho auto control.
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