viernes, 2 de octubre de 2009

QUE ES LA ILUMINACION? (Claudio Maria Dominguez)

Por Claudio Maria Dominguez

Siempre hemos sido divinos, siempre hemos sido Dios. Si logramos silenciar la mente y vivir en el aquí y ahora, lo vamos comprendiendo tan rápidamente. De allí que los maestros nos explican que la iluminación es un instante. Es muy simple.

Mientras estemos respirando, la mente vendrá para llevarnos al pasado o al futuro, y nosotros debemos permanecer aquí. Cuando estemos silenciosos, meditativos, la mente va a volver a la carga, porque esa es la tarea que ha estado haciendo, por muchísimas vidas, intentar llevarnos a los recuerdos del pasado con su carga de rencor, resentimiento, baja estima, ira, deseos de venganza o, simplemente, la nostalgia por lo que alguna vez sucedió y ha concluido.
Desde ese pasado, va a querer trasladarnos rápidamente al futuro, con su equipaje de miedos, dudas, deseos por cumplir, apego a los resultados y expectativas de esperanza, o fantasmas apocalípticos.

Sólo hay que estar alerta. Atentos a esos péndulos mentales y traerla una vez más a este momento, que es el único que está sucediendo. El pasado ya no está, por ende, es irreal. El futuro todavía no ha sucedido, por lo tanto, es absolutamente irreal también.

¿Cuál es el único momento con el que podemos contar? Este presente.

¿En qué momento puedo actuar? Ahora. Aquí.

¿Puedo modificar el pasado? No.

¿Puedo cambiar el futuro o traerlo ya mismo a mi experiencia presente? No.

La mente entiende perfectamente eso. Sólo está pendiente de que nosotros, desde el intelecto y el discernimiento, estemos tan perfectamente convencidos como para reiterárselo a ella una y otra vez y hacerle notar que las cosas van a cambiar a partir de ahora.

Ya no somos prisioneros del pasado o el futuro, porque hemos comprendido que nada irreal puede atraparnos, y lo único que sí nos moviliza es aquello que está sucediendo en este momento. El divino presente. El único momento que estamos experimentando en esta tercera dimensión, en este instante, es éste.

Hermanos del alma, mil abrazos, gracias por existir

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