domingo, 9 de agosto de 2009

AFINACION SEMANAL DE LA CONCIENCIA DE LA KABBALAH

Si estás leyendo este correo electrónico, quiere decir que estás en el camino de la espiritualidad, o que quien que te lo envió lo está. Pero independientemente de dónde estemos en este camino, todos experimentamos un cierto grado de vacío en nuestras vidas. Y si estamos estudiando Kabbalah, queremos llenar ese vacío con Luz, la Fuerza de Luz del Creador.

Utilizamos esta sabiduría y las herramientas que nos proporciona para llenar este vacío. Y en algún punto, decidimos que no es suficiente llenar nuestro propio vacío; tenemos que ayudar a los demás a hacer lo mismo. Quizá compartamos esta sabiduría con algún amigo, con nuestra familia, incluso a veces con completos desconocidos. Pero para poder mantener nuestra credibilidad, o nuestra esperanza de que alguien pueda confiar en nosotros para orientarles, enseñarles o ayudarles, no debemos nunca engañarnos pensando que estamos llenos.

En el momento en que sentimos que estamos llenos, que dejamos de estar vacíos, ahí es cuando empiezan nuestros problemas.

La semana pasada relaté una historia sobre dos estudiantes que buscaban un nuevo maestro cuando su maestro previo falleció. Una de las cosas que aprendí al leer esa historia es que en el momento en que empezamos a asumir falsamente que nuestra alma está llena, empezamos a desviarnos del camino. Aquellos dos hombres podrían haberse autoexaminado y haber dicho: “Bueno, estamos bien. Conocemos las reglas del universo, podemos seguirlas por nuestra cuenta; ya sabemos cómo hacerlo”, pero no lo dijeron. En vez de eso, viajaron hasta muy lejos para encontrar a alguien que pudiera ayudarles en su búsqueda para obtener todavía más Luz.

Y la lección de la semana pasada es que nunca podemos olvidar la razón por la cual merecemos tener un maestro y estar en este camino: porque sabemos que no somos perfectos. Somos un trabajo en proceso, y tenemos un vacío que debe ser llenado. TODOS NOSOTROS.

Ayudar a los demás a verter Luz en su vacío nos brinda más oportunidades de llenar el nuestro propio.

La Kabbalah explica que nuestras almas encarnan vida tras vida. Regresamos a esta tierra buscando llenar este vacío, arreglar nuestras almas. He visto a muchas personas que miran lo lejos que han llegado en su trabajo espiritual y se sienten realizadas. Ése es un lugar muy peligroso para estar. Ni siquiera tenemos conocimiento sobre las encarnaciones de nuestra alma.

Lo más probable es que hayamos creado suficiente negatividad en esta vida como para no poder arreglarlo en esta misma vida. Suma a esto las 30 o 40 veces que hemos estado aquí. Nunca podemos sentir que hemos hecho lo suficiente como para llenar el vacío que hemos creado. Todos hemos estado aquí antes y no hemos hecho el trabajo. Hemos causado dolor y sufrimiento, tanto a nosotros mismos como a los demás.

Nos hemos encontrado con tantas cosas a lo largo del camino de nuestra alma, que es imposible pensar que hemos creado suficiente Luz para contrarestar toda esa oscuridad.

En el momento en que sentimos que “lo hemos conseguido”, es sólo cuestión de tiempo el que perdamos de vista completamente el camino. No podemos continuar en este sendero si pensamos que nos hemos corregido.

¿Es un poco desmoralizador, verdad? Pero aquí está la clave, la “luz al final del túnel”, por así decirlo: Cada vez que reconoces lo lejos que has llegado, estás en el proceso de acercarte más a esa versión corregida de ti mismo.

Esta semana, mira a tu alrededor para encontrar las abundantes oportunidades de compartir la sabiduría de la Kabbalah con alguien que necesite ver la “Luz”. Y encuentra a alguien cercano a ti a quien estés abierto a escuchar; pídele su opinión sobre cómo puedes mejorar lo que haces y lo que hablas. Y luego ponlo en práctica. Estarás dando pasos que te acercarán a tu realización permanente.


Todo lo mejor,

Yehudá

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