miércoles, 19 de agosto de 2009

INMOVILIZADOS EN TODAS LAS POSIBILIDADES

Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan



A medida que avanza el año, el peso de lo que debemos y no debemos hacer parece volverse más pesado, más denso y más sólido que en cualquier momento del pasado. Ellos se congregan y se fijan con cemento a nuestros pies, creando una inamovible sensación de estarnos hundiendo.



Nuestras intenciones se impacientan, nuestra alma nos da la luz verde, pero nuestro pequeño yo humano se yergue alto e inmóvil. Nos hundimos más y más en la desesperación y mal-estar, mientras nos flagelamos mentalmente. Gastamos grandes cantidades de energía en estar en desacuerdo con nosotros mismos, nuestros ‘deberíamos’ y nuestros ‘se supone que’.



Tratamos de domar lo que parece ser la bestia salvaje de la indecisión, el monstruo que nos detiene, siempre bloqueando nuestro camino a la felicidad, al amor y a la abundancia. Con la cantidad de energía que gastamos en discutir con nosotros mismos podríamos construir centros comerciales, levantar torres, esculpir obeliscos, y quizás incluso una gran pirámide o dos.



Sin embargo, aún estamos quietos, mientras nos hundimos más profundamente en las arenas movedizas de la inmovilidad, en el tembladeral de la inacción. Continuamente saboteamos nuestros sueños, nuestros deseos, nuestro futuro, en un esfuerzo por salvar las selvas tropicales del viejo yo. Nos aferramos fuertemente a lo que nos sirvió alguna vez, entumeciendo nuestra capacidad de avanzar hacia lo nuevo, lo más reluciente, y el brillante futuro de nuestros sueños. ¿Por qué tenemos miedo de avanzar? ¿Por qué tenemos miedo de tomar acción, de actuar?



Todos en la Tierra están sintiendo la transformación. Todos sabemos que no nos podemos quedar en la zona de confort, la zona nula y vacía. Sabemos que es hora de levantarse de las bancas del viejo yo del pasado y avanzar al campo de juego de lo nuevo, del ahora. Sin embargo, cuando llega nuestro turno de batear nos congelamos. Quedamos inmovilizados en todas las posibilidades, las nuevas puertas, las maravillas de nuestro futuro, abrazando nuestro ‘helado de conciencia’. Como Frosty el muñeco de nieve, esperamos la primavera con miedo, sabiendo que el cambio es inevitable. Frosty podría pasar a un modelo que ayudase a este cambio, pero decide no hacerlo.



La humanidad está destinada y diseñada para cambiar y para el cambio. Como el agua, cada uno de nosotros tiene el potencial de experimentar muchas formas. Tenemos nuestros días líquidos, nuestros días sólidos, nuestros días vaporosos, y nuestros días evaporados. Podemos ser como un iceberg, un arroyo, una nube, una gota de lluvia, niebla o un océano. Somos 90% agua. Nuestra marea sube y baja con cada nuevo pensamiento, cada amanecer y cada tormenta, cada eclipse. Sin embargo, año tras año, anhelamos seguir inmóviles, quedarnos atascados, permanecer constantes y en la comodidad. ¡La única constante verdadera que realmente tenemos es que siempre vamos a transformarnos y cambiar!



Comprendan que la inquietud y anhelo internos son incitaciones y empujones del Universo (es decir, Dios). Suaves recordatorios de que es hora de soltar, es hora de seguir y es hora de cambiar. La resistencia ya no es fértil. Nada puede crecer en su resistencia. Adopten la palabra ‘Acción’ (Yo actúo). No están pasando hacia un futuro inferior; el cambio siempre va de la mano con la energía del ‘más’. Ustedes no pueden ser algo inferior, pero siempre pueden ser más (en todo sentido).

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