sábado, 8 de agosto de 2009

EL EVANGELIO DE HOY

sábado 08 Agosto 2009
Sábado de la Decimoctava semana del Tiempo Ordinario

Santo Domingo de Guzmán



Leer el comentario del Evangelio por
Santo Tomás Moro : « ¡Tengo fe, pero dudo, ayúdame » (Mc 9,24)

Lecturas

Deuteronomio 6,4-13.
Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas
tus fuerzas.
Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.
Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y
cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte.
Atalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente.

Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
Cuando el Señor, tu Dios te introduzca en la tierra que él te dará, porque
así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob- en ciudades grandes
y prósperas que tú no levantaste;
en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos
que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste- y cuando
comas hasta saciarte,
ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar
de esclavitud.
Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre.


Salmo 18(17),2-3.4.47.51.
Dijo: Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco en que me
refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Glorificado sea el Dios de mi
salvación,
El concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido, a
David y a su descendencia para siempre.


Mateo 17,14-20.
Cuando se reunieron con la multitud, se le acercó un hombre y, cayendo de
rodillas,
le dijo: "Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal:
frecuentemente cae en el fuego y también en el agua.
Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar".
Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré
con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí".
Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento
quedó curado.
Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado:
"¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
"Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe
del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: 'Trasládate de
aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para
ustedes".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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