domingo, 12 de julio de 2009

Como ayudar a afrontar la muerte de un hijo

Alguien muy cercano a ustedes ha sufrido la muerte de su amado hijo. Es una situación sumamente difícil porque la mayoría de la gente nunca espera que un bebé se muera y, después de la pena inicial, no saben cómo interactuar con los padres afligidos. Como madre de un bebé que murió recientemente, me gustaría mencionar algunas cosas que pueden ayudar a que la situación sea más fácil para ustedes y para los padres afligidos

  1. Darse cuenta que el decir "lo siento" en cualquier momento después de la muerte del bebé nunca es inapropiado ni demasiado tarde.

  2. Comprender que ni la duración del embarazo, ni la cantidad de tiempo que vive el bebé determina su valor ni el impacto que causa la vida de sus padres. El ignorar lo que ha sucedido con la esperanza que la pena pasará, es disminuir el valor del bebé que fue amado desde el momento que se supo su existencia, mucho antes de su nacimiento.

  3. Comprender que al igual que nadie puede reemplazar una mamá que muere, un bebé nuevo no puede reemplazar al bebé que murió. Todos los niños son individuales, concebidos por separado. No es diferente con un niño que muere antes, durante o poco después de nacer. No se puede ni debe esperar que un padre "guarde" el amor que le tenía a su bebé fallecido y dárselo a su siguiente hijo. La habilidad de poder crear otro bebé no es una manera de resucitar a un niño muerto, por lo tanto, no debe considerarse un consuelo completo. No sólo es injusto para el niño fallecido, sino que hace del siguiente un substituto.

  4. Si no se sienten cómodos hablando sobre la muerte del niño con los padres, por que piensan que ellos no quieren hablar sobre el asunto, no se sientan inhibidos. Simplemente el decir algo como "sólo quiero que sepan que quiero escuchar si quieren hablar". Si dicen que no en ese momento, no piensen que nunca querrán hablar. Llamen frecuentemente para preguntar cómo están. Si viven cerca de ellos, tomen la iniciativa de reunirse a comer o alguna otra actividad (ofrezcan frecuentemente, pero no los forcen). Dejen que los padres establezcan el paso pero muéstrenles constantemente que están abiertos e interesados. Puede serles horrible oír los detalles de la muerte, pero es mucho peor para los padres sufrir el trauma y luego tener que guardárselos por miedo a molestar a alguien. Cuando les digan cómo se sienten, no hagan juicios ni establezcan fechas límites.

  5. Comprendan que el bebé sigue siendo el producto del amor de los padres y la alegría de sus vidas. Hay alegría y dolor. La alegría no termina cuando un bebé muere y el dolor no termina al acabarse el funeral y se ha dado el pésame- hay que aceptar ambas. No traten de eliminar el dolor. Los padres necesitan sentirlo, por más difícil que sea, necesitan vivir su duelo.

  6. Si el bebé tiene nombre, úsenlo. Traten de acordarse de los padres con una tarjeta o llamada el primer Día de las Madres o Día del Padre, como también en la fecha predeterminada de parto y el primer aniversario de nacimiento y muerte del bebé, incluso los primeros aniversarios mensuales.

Por último y más importante para hacer una diferencia: por favor traten de esforzarse por no menospreciar la profundidad del dolor, la duración de la pena, y sobre todo, la diferencia que puede hacer el tener su apoyo durante este periodo de ajuste tan dolorosa. Puede ser que sea cuando más los necesiten. Si se alejan porque se sienten incómodos hasta que haya pasado un periodo razonable, pueden encontrar una barrera entre ustedes y los padres afligidos. Si comparten su experiencia, todos salen más fuertes. Orando que Dios los guíe y fortalezca ... Una Madre.

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MITOS acerca de la muerte de tu BEBE

MITO:
Mientras más joven el bebé, menos intenso es el dolor que debes sentir.
LA REALIDAD: Es cierto que la sociedad nos da menos derecho al luto por la muerte de bebés muertos durante el embarazo y por recién nacidos, sin embargo, la verdad es que el amor de una madre/padre no se mide conforme al tiempo que tuvimos a nuestro bebé. El amor simplemente no se mide en tiempo. Algunos tratan de prorratear nuestro dolor. Por ejemplo, si un niño de diez años muere, nuestro dolor será de "x", ... si un bebé de un año muere, el dolor deberá de ser de "y",... si un bebé de un día de nacido muere, el dolor será de "z". Es ridículo para quien ha perdido un hijo, ¿verdad? Habrá que considerar lo siguiente... ¿Sería más fácil enterrar a nuestro bebé cuando lo hicimos o dentro de un año? Es una pregunta imposible de responder. No hay mejor tiempo, ni menos dolor. Perder un hijo es una tragedia terrible cuando ésta pasa.

MITO: Han pasado seis meses, ya deberías haberlo superado.
LA REALIDAD: La verdad es que nunca "superaremos" nuestra pérdida. El dolor nunca se va por completo. Echaremos de menos nuestra vida entera el hijo que debería estar con nosotros. Cuando otros piensan que ya deberíamos haberlo superado, están confundiendo la relevancia de la pérdida de un hijo, con un evento de mayor importancia. Uno supera perder un trabajo, un hueso roto o una amistad que ya no está. La muerte de un hijo, de cualquier edad y por cualquier causa, es un evento trágico y que cambia nuestra vida para siempre, por eso nunca se olvida. Sin embargo, eventualmente, aprendemos las habilidades necesarias que nos ayudan a sobrellevar la pérdida y el dolor. La vida diaria nunca será "normal" y posiblemente no se sentirá como antaño, pero el tiempo definitivamente alivia el dolor.

MITO:
Las pastillas para dormir, los antidepresivos y el alcohol ayudan para sobrellevar el dolor.
LA REALIDAD: Algunos padres que toman pastilla o alcohol después de la muerte de su hijo, eventualmente se dan cuanta de que han pospuesto lo inevitable. El luto y el dolor implican mucho trabajo. Es físicamente extenuante y mentalmente agotante. Pero hay que comparar el dolor con un préstamo. Debemos pagar el préstamo algún día. Entre más tardemos en hacerlo, más altos serán los intereses y las multas. Acepta y abraza la profundidad de tu dolor como la reacción normal de la experiencia más difícil que una persona puede vivir.

MITO: Otro bebé es la solución a tu dolor.
LA REALIDAD: Tu bebé muerto merece todo el dolor que sientes. Mientras otro bebé llenará tus brazos adoloridos y vacíos, nunca reemplazará a tu otro hijo. Permítete llorar a tu bebé. No hay que apresurarse. Otro bebé puede aumentar la angustia en ti, en tus hijos vivos, tu pareja y en el nuevo bebé. Se cautelosa al aventurarte en un embarazo para el que no estés preparada demasiado pronto después de la muerte de tu amado hijo.

MITO:
Necesitas olvidar a tu hijo y seguir con tu vida.
LA REALIDAD: Mucha gente te ridiculizará si hay fotos de tu bebé muerto en tu casa, si sigues acudiendo a grupos de autoayuda o si lo recuerdas años después de su muerte. ¡Tu fidelidad a la memoria de tu hijo no es condenable! La verdad es que más de veinte años después de la muerte de Elvis Presley, toda una nación se detiene a recordarlo con vigilias a la luz de las velas en Graceland. El evento se transmite a todo el mundo en CNN y en cuanta estación de televisión existe. Es una práctica aceptada por millones de personas, jóvenes y viejas. Sin embargo, esta misma sociedad, mantiene a los padres en duelo dudando de su sanidad mental cuando recuerdan a alguien mucho más importante en sus vidas: su hijo. Recuerda a tu hijo. No permitas que otros determinen lo que está bien para ti. ¡Recuérdalo y no te avergüences de ello!

MITO: Ya serás tu misma(o) otra vez.
LA REALIDAD: La verdad es que probablemente parte de ti murió con tu bebé. Podrás tener partes de tu otro yo, sin embargo, seguramente no serás exactamente la misma que antes. Date tiempo de conocerte a ti misma(o) otra vez. La muerte de tu hijo ha cambiado muchas cosas en ti y necesitarás tiempo y mucha paciencia para conocer a la nueva persona en la que te has convertido.

MITO: Los grupos de apoyo o de autoayuda son para personas débiles.
LA REALIDAD: La muerte de un hijo es el evento más solitario y más aislante en la vida de una persona. Muchos padres dolientes dicen que los amigos se convierten en extraños y los extraños se convierten en amigos. La razón de esto es clara: ¿cómo puede entender alguien que no ha pasado por lo mismo la profundidad de este dolor? Una analogía que me gusta usar es la relativa a la pérdida de peso: digamos que he luchado contra la obesidad toda mi vida y que finalmente he tomado la decisión de hacer cuanto sea necesario por bajar de peso y ser un persona sana otra vez. Valientemente, me inscribo en una clínica para bajar de peso. Sin embargo, mi mentor y consejero designado para ayudarme pesa 45 kilos y es talla tres y nunca ha tenido sobrepeso en su vida. ¿Cómo es posible que entienda mi dolor, mi lucha y mis miedos? Nunca podrá. Seguramente, nunca podré identificarme con ella. Los grupos de apoyo o de autoayuda son un paraíso seguro para que los padres que han perdido un hijo vayan y compartan lo más profundo de su pena con otros que han pasado por los mismos sentimientos. Muchos grupos de apoyo de autoayuda están llenos de personas fuertes y comprensivas que están dedicadas a ayudar a padres que recién sufren la pérdida de su hijo para que encuentren esperanza y paz en sus vidas.

MITO: Estoy enloqueciendo.
LA REALIDAD: Cada padre que ha experimentado la muerte de un hijo, siente como si estuviera enloqueciendo. La gran variedad de emociones puede abrumarnos. Muchos experimentamos sentimientos que no creíamos poder sentir. Esto asusta y sobresalta. La rutina de nuestra vida diaria de repente nos molesta. Nos sentimos fuera de lugar entre nuestros familiares y amigos más cercanos. No podemos asistir a baby showers y fiestas de cumpleaños. Nos podemos sentir demasiado débiles y exhaustos para levantarnos de la cama cada mañana. Las actividades que antes disfrutábamos ahora se sienten como cargas. Algunos padres son incapaces de trabajar, mientras otros son absorbidos completamente por sus labores para aliviar el dolor. Algunos expresan que la pena es tan inaguantable, que rezan a Dios que los lleve mientras duermen. Es como la montaña rusa. Algunos días somos capaces de reír y sentirnos contentos otra vez, mientras que otros parece que hay una nube negra colgando sobre nosotros. ¿Quién no se sentiría fuera de sí mientras vive tantas emociones distintas?
No estás enloqueciendo. Estás en duelo por la muerte de tu hijo, simplemente extrañas lo que debería ser de tu vida. Se paciente y buena contigo misma(o). Mientras que la nostalgia por tu hijo nunca desaparecerá, el tiempo nos concede momentos de paz entre las oleadas de dolor. Permite que esos momentos te acerquen más al amor que tu hijo siente por ti y descubre los regalos que su paso por tu vida te ha dejado.
"Frecuentemente el hablar de nuestra pena nos ayuda a calmarla." ¯ Pierre Corneille
Traducido con autorización de M.I.S.S., por Carla Hoffmann en memoria de César(04/06/97), Josephine(09/03/97) y Carlota(12/02/98).

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