martes, 21 de julio de 2009

EL EVANGELIO DE HOY

martes 21 Julio 2009
Martes de la Decimosexta semana del Tiempo Ordinario

San Lorenzo Brindis



Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : «El que cumple la voluntad de mi Padre... ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»

Lecturas

Exodo 14,21-31.15,1.
Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retroceder
el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó
el mar en tierra seca. Las aguas se abrieron,
y los israelitas entraron a pie en el cauce del mar, mientras las aguas
formaban una muralla a derecha e izquierda.
Los egipcios los persiguieron, y toda la caballería del Faraón, sus carros
y sus guerreros, entraron detrás de ellos en medio del mar.
Cuando estaba por despuntar el alba, el Señor observó las tropas egipcias
desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos.
Además, frenó las ruedas de sus carros de guerra, haciendo que avanzaran
con dificultad. Los egipcios exclamaron: "Huyamos de Israel, porque el
Señor combate en favor de ellos contra Egipto".
El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas
se vuelvan contra los egipcios, sus carros y sus guerreros".
Moisés extendió su mano sobre el mar y, al amanecer, el mar volvió a su
cauce. Los egipcios ya habían emprendido la huida, pero se encontraron con
las aguas, y el Señor los hundió en el mar.
Las aguas envolvieron totalmente a los carros y a los guerreros de todo el
ejército del Faraón que habían entrado en medio del mar para perseguir a
los israelitas. Ni uno solo se salvó.
Los israelitas, en cambio, fueron caminando por el cauce seco del mar,
mientras las aguas formaban una muralla, a derecha e izquierda.
Aquel día, el Señor salvó a Israel de las manos de los egipcios. Israel vio
los cadáveres de los egipcios que yacían a la orilla del mar,
y fue testigo de la hazaña que el Señor realizó contra Egipto. El pueblo
temió al Señor, y creyó en él y en Moisés, su servidor.
Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:
"Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los
caballos y los carros.


Exodo 15,8-9.10.12.17.
Al soplo de tu ira se agolparon las aguas, las olas se levantaron como un
dique, se hicieron compactos los abismos del mar.
El enemigo decía: "Los perseguiré, los alcanzaré, repartiré sus despojos,
saciaré mi avidez, desenvainaré la espada, mi mano los destruirá".
Tú soplaste con tu aliento, y el mar los envolvió; se hundieron como plomo
en las aguas formidables.
Extendiste tu mano y los tragó la tierra.
Tú lo llevas y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que
preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos.


Mateo 12,46-50.
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que
estaban afuera, trataban de hablar con él.
Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren
hablarte".
Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".
Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis
hermanos.
Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese
es mi hermano, mi hermana y mi madre".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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