jueves, 30 de julio de 2009

EL EVANGELIO DE HOY

jueves 30 Julio 2009
Jueves de la Decimoseptima semana del Tiempo Ordinario

San Pedro Crisólogo



Leer el comentario del Evangelio por
Papa Benedicto XVI : «En la rivera»

Lecturas

Exodo 40,16-21.34-38.
Moisés realizó exactamente todo lo que el Señor le había ordenado.
En el segundo año, el primer día del primer mes, se procedió a la erección
de la Morada.
Para ello, Moisés asentó sus bases, colocó sus bastidores, dispuso sus
travesaños y levantó sus columnas.
Después extendió la carpa por encima de la Morada, y sobre ella colocó la
cobertura de la carpa, como el Señor se lo había ordenado.
En seguida tomó las tablas del Testimonio y las puso en el arca; sujetó las
andas en el arca, y sobre ella colocó la tapa.
Entonces condujo el arca hasta el interior de la Morada, colgó el velo que
la protegía y así cubrió el Arca del Testimonio, conforme a la orden que el
Señor le había dado.
Entonces la nube cubrió la Carpa del Encuentro y la gloria del Señor llenó
la Morada.
Moisés no podía entrar en la Carpa del Encuentro, porque la nube se había
instalado sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.
En todas las etapas del camino, cuando la nube se alzaba, alejándose de la
Morada, los israelitas levantaban el campamento.
Pero si la nube no se alzaba, ellos no se movían, hasta que la nube volvía
a hacerlo.
Porque durante el día, la nube del Señor estaba sobre la Morada, y durante
la noche, un fuego brillaba en ella, a la vista de todo el pueblo de
Israel. Esto sucedía en todas las etapas del camino.


Salmo 84,3.4.5-6.8.11.
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi
carne claman ansiosos por el Dios viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde
poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi
Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!

ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión.
Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte; yo prefiero el umbral
de la Casa de mi Dios antes que vivir entre malvados.


Mateo 13,47-53.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y
recoge toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose,
recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos
de entre los justos,
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de
dientes.
¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron.
Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los
Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo
viejo".
Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario